domingo, 23 de diciembre de 2012

Y este año, de nuevo...




 ¡Os deseo muy FELIZ NAVIDAD desde La Luz de Valinor con la postal navideña de Los Simpson! :-D

Espero que tengáis felices fiestas, que las compartáis con quienes más queréis, y que estos días vuestras casas se llenen de un espíritu de paz, amor y esperanza tan grande que perdure todo el año.
Muy Feliz 2013 a todos vosotros. Que sea un año de crecimiento personal y laboral, de experiencias positivas y nuevas oportunidades, y que nos traiga salud, amor y alegría.

¡UN ABRAZO A TODOS MIS LECTORES! ¡PAZ A VOSOTROS!

sábado, 15 de diciembre de 2012

En un agujero en el suelo, vivía ¡Mi Crítica de "El Hobbit"!


Por supuesto, ¡¡ya la he visto!! ¡¡El mismo día del estreno!! Tindomion y yo acudimos a los cines Kinépolis de Valencia, junto con el resto del Smial de Edhellond, delegación de la Sociedad Tolkien Española en Valencia. Allí, vestidos con nuestros trajes de gala tierramedieros, amenizamos la tarde del estreno con una exposición de trajes e indumentaria, un stand informativo (donde podías conseguir -entre otras cosas- tu nombre en runas enanas), un cuentacuentos, e incluso un maravilloso concierto de música en directo interpretada por el grupo Innerlands.
También dispusimos una puerta hobbit gigante, con nuestro compañero Alex Maglor en el papel de Gandalf, para que todos los espectadores que quisieran se pudieran hacen una foto vistiendo capas élficas o incluso una auténtica cota de malla, y esgrimiendo una reproducción de Dardo, la espada de Bilbo. También hubo gente que quiso hacerse una foto conmigo, llamándome "Arwen" (nota: mi personaje en la STE es Estelwen, una elfa Teleri inventada por mí, pero como me vieron morena, de pelo largo, ojos claros y vestido largo de mangas amplias, supongo que eso hizo que todo el mundo me catalogara automáticamente como Arwen. Lo cual es un cumplido, teniendo en cuenta que Arwen Undómiel era la más bella de las damas de la Tierra Media en la Tercera Edad. ¡Toooma subidón de autoestima! XDD).

Por cierto, si a alguien le interesa conocernos y disfrutar de estas actividades, el Smial de Edhellond estará hasta el domingo en los cines Kinépolis :-)

Entrando ya en lo que es la película en sí, creo que mi impresión sobre ella puede condensarse en una frase: Versión extendida hecha pensando en los fans.
¿Y esto es positivo o negativo? Pues desde el punto de vista del que yo lo escribo, es positivo, porque una de las cosas que más me han gustado de El Hobbit es que tiene un montón de detalles tolkiendilis que no aparecían en la trilogía de ESDLA y que aquí sí aparecen, dándole un sabor mucho más Tolkien, mucho más fiel a la forma de escribir e imaginar el mundo que tenía el Profesor. El detalle más evidente es el de las canciones: sin llegar a ser un musical, que no lo es, o la versión carne y hueso de una peli de Disney, que tampoco, sí hay tres o cuatro escenas de la película donde los personajes ¡cantan! Y eso me parece estupendo, porque Tolkien intercala muchas canciones en los libros, poemas rimados y cantados por los personajes que tienen una fuerza evocadora increíble, que te hacen sentirte como si a través de ellos pudieras abrir una puertecita y vislumbrar la auténtica Tierra Media. Yo nunca he sido especialmente amante de la poesía, pero no puedo leer esas canciones sin que me recorra un escalofrío por la espalda.
También hay otros detalles, como por ejemplo meter ciertos diálogos de humor algo absurdo que a Tolkien tanto le gustaba (y de hecho escribió), como el asunto de la invención del golf. Y también comentarios trasfondísticos, como la mención a Dol Guldur, a los Noldor de Gondolin, a Rudaur, o a Toro Bramador Tuk.
La película, además, tiene tres puntos fuertes en los que se basa su calidad: la banda sonora, la fotografía y las interpretaciones. Martin Freeman, Richard Armitage e Ian McKellen se comen la pantalla, pero el resto del elenco también brilla de manera sobresaliente; no hay ninguna actuación que sea floja o desentone. Hugo Weaving, Christopher Lee y Cate Blanchett están muy cómodos en sus personajes: se nota que ya los conocen, y se les ve totalmente metidos y a gusto en su piel. La música de Howard Shore es excelente (a destacar los arreglos del tema de los hobbits que ya aparecía en ESDLA, y el maravilloso tema central de los enanos, Más allá de las frías y brumosas montañas), que a mí personalmente es de los que más me gustan del libro, y de la que no me resisto a colgar un fragmento (en su versión en castellano):

Más allá de las frías y brumosas montañas,
a mazmorras profundas y cavernas antiguas,
en busca del metal amarillo encantado,
hemos de ir, antes que el día nazca.


Los enanos echaban hechizos poderosos
mientras las mazas tañían como campanas,
en simas donde duermen criaturas sombrías,
en salas huecas bajo las montañas.


Para el antiguo rey y el señor de los Elfos
los enanos labraban martilleando
un tesoro dorado, y la luz atrapaban
y en gemas la escondían en la espada.


En collares de plata ponían y engarzaban
estrellas florecientes, el fuego del dragón
colgaban en coronas, en metal retorcido
entretejían la luz de la luna y del sol


Más allá de las frías y brumosas montañas,
mazmorras profundas y cavernas antiguas,
a reclamar el oro hace tiempo olvidado,
hemos de ir, antes que el día nazca.


Aparte de esto, al fotografía es sencillamente impresionante: los escenarios, tanto los digitales (los salones de Erebor) como los parajes naturales, eran tan hermosos, tan espectaculares, tan increíbles, que me dejaron sin respiración.

¿Signifca esto que la película es perfecta? Pues no, también tiene algunas cosillas. Hay, por supuesto, algunos cambios respecto al libro; algunos me han gustado, o los he comprendido, y otros no. También es cierto que a veces la película se hace un poco larga; hay que tener cuenta que dura tres horas sin interrupción, y quieras que no, por muy bonita que sea hay un momento en el que piensas: "Me lo estoy pasando de muerte, pero, ¿cuándo proyectarán terminarla?" Y es que le pasa un poco como a La Comunidad del Anillo; al no tener realmente una estructura clara de comienzo-nudo-desenlace claros, porque es la primera parte de una trilogía, la película va saltando de situación en situación, de problema a resolución y a nuevo problema, sin llegar a tener nunca un crescendo claro. En LCDA esto se notaba menos porque todo el mundo sabía cuál era la extensión del libro y cómo terminaba, pero en El Hobbit hay cierta incertidumbre, porque realmente no sabemos cuándo Peter Jackson va a cortar la acción y a terminar la película.
En este sentido, creo que será útil para los futuros expectadores saber algo que yo no sabía y que me ha llevado a una confusión sin la cual, probablemente, habría disfrutado mucho más de la película, y es esto: A pesar de las fotos promocionales, la Compañía de Thorin NO llega en esta película al Bosque Negro. No entiendo por qué ha habido tantos promocionales enseñando a la dichosa Tauriel (a quien me ha encantado NO conocer todavía) y a los enanos dentro de los barriles, si realmente esas escenas van a pertenecer a la segunda película y no a la primera. Esto me parece relevante porque una de las cosas que me hizo desesperarme en la butaca y pensar que la película se me hacía larga era pensar "jooo, con todo el tiempo de película que ha pasado ya y AÚN tiene que pasar todo lo del Bosque Negro". Cuando, al final, evidentemente, la película se alargaba porque NO iba a aparecer el Bosque Negro. Creo que de haber sabido esto antes de verla el ritmo y la duración me hubiesen entrado mucho mejor.

A continuación, y esto ya son SPOILERS, detalles que me han gustado y que no me han gustado:


Lo que me ha gustado:

-Thorin, Thorin, Throin, Thorin... ¿he dicho ya que Thorin? ¡¡Richard Armitage is LOVE (y un actorazo como la copa de un pino)!!

-Y Bilbo, Gandalf, Galadriel, Elrond...

-La banda sonora y las canciones.

-Las imágenes de Erebor al principio de la película. ¡Impresionantes!

-La escena de los trolls. Es algo diferente a la del libro, pero en mi opinión es más coherente (no es muy creíble que unos enanos guerreros y curtidos vayan en parejas para que los acaben metiendo en sacos, lo lógico era que espiaran a ver qué pasaba y luego se lanzara en masa al degüello).

-Azog como malo. Muchos lo han criticado, pero yo lo encuentro comprensible y hasta aceptable. En toda pelíucla se necesita un malo maloso y Smaug no aparece en El Hobbit hasta pasadas tres cuartas partes del libro. Entiendo que se necesitara un antagonista, y teniendo en cuenta el trasfondo de la historia, me parece muy bien  que sea Azog. Ya sé que en realidad lo mató Dáin Pie de Hierro antes de los sucesos de El Hobbit, pero comprendo que, si Dáin no forma parte de la Compañía de Thorin, sea un poco morcilla meterlo en la historia (bastantes enanos hay ya).

-¡Los elfos y los enanos pegan hostias! Después de ignorarlos completa e injustamente en la trilogía de ESDLA (a Peter Jackson tampoco le hubeira costado tanto enseñar los combates en Erebor, el Bosque Negro y las Ered Luin, para demostrar que estas razas también estaban sitiadas por Sauron y no tocándose los cojones), POR FIN vemos a enanos y a jinetes arqueros elfos repartir estopa.

-Gollum y los acertijos en la oscuridad. Una de las mejores escenas de la película.

-La fidelidad general al argumento y al espíritu de la obra literaria. Tiene un sabor a Tolkien aún más intenso que la trilogía de ESDLA. Es cierto que no es una película tan oscura, épica y solemne como la trilogía, que tiene más toques de humor... ¡¡pero es que el libro es así!! El Hobbit y ESDLA tienen ritmo, atmósfera y estilo muy diferentes, y creo que es importante que esas diferencias se vean también en las películas.

-Dol Guldur, el Nigromante (que da mil veces más mal rollo que el Ojo de Sauron, por cierto), y el cameo del Rey Brujo.


Lo que no me acaba de convencer:

-Radagast. me ha caído simpático, pero hay actitudes suyas que rozan el ridículo; ¿de verdad había que ponerlo colocado con setas, o con un nido de pájaros en la cabeza y la mierda corriéndole pelo abajo? Todo el mundo se queja del trineo de conejos, pero a mí el dichoso trineo me parece incluso aceptable comparado con lo anterior. Radagast, con su amor por los animales, es un personaje que siempre me cayó bien y me ha molestado que lo conviertan en el Malkavian con Animalismo de la saga. ¡¡Y el pobre ericito casi me hizo llorar, me recordó a mi pobre ratita Esmeralda y me dio muchísima pena!! T___T

-Kili. No parece un enano, ¡no tiene barba! Parece el primo hermano de Aragorn, la verdad. Eso, y e hecho de que le interprete el tío bueno de Aidan Turner, me hace pensar que lo acabarán liando con la tal Tauriel en las siguientes películas. Tengo incluso pensado el destino que va a tener Y ojo que esto es un híper-mega-spoiler del final del libro, es decir, de TODA la trilogía peliculera al completo: Como el espectador no se tragaría ni con patatas (incluso a mí al leer el libro no me gustó nada) que Dáin Pie de Hierro acabe siendo Rey Bajo la Montaña cuando ni ha estado en la Compañía de Thorin ni le conocemos de nada, creo que a diferencia de lo que sucede en el libro Kili no morirá, sino que será el heredero de su tío Thorin y el Rey Bajo la Montaña. Lo cual significa que lo suyo con Tauriel, si ocurre, acabará mal, porque o ella muere (mi opción favorita), o no llegan a consumar a pesar de la tensión sexual porque él debe ser Rey de Erebor y ella es una elfa guerrera de los bosques, con lo cual su amor es imposible.

-Las escenas de acción y persecución son chulas, pero alguna de ellas se me hicieron un poco largas.

-Los gigantes de piedra. No es que me disgusten (de hecho están muy bien hechos), pero tampoco me acaban de convencer del todo. Creo que es una escena que alarga innecesariamente la película (y siempre se podría haber hecho el encontronazo con los trasgos de la manera que sucede en el libro).


Lo que NO me ha gustado:

-El Rey de los Trasgos no me ha gustado (¿era necesaria esa papada de metro y medio?) y la caída del puente de madera con los enanos encima es física y materialmente imposible. Eso no es espectacularidad; es pasarse tres pueblos.

-La invención rara de que el Rey Brujo estaba preso por magia en un ataúd. ¿Qué coño era, el Conde Drácula con una estaca al pecho?

-La idiotez de poner a un enano con un hacha clavada en la cabeza.

-¿Cómo puñetas es posible que Thorin entienda a Azog cuando habla lengua negra?

-¿Y cómo es posible que TODO el mundo reconozca a Thorin en cuanto lo ve? ¿Lleva una pancarta anunciándolo o qué?

-Thranduil, con las cejas de Groucho Marx, cabalgando en un alce llevando la corona que le ha cogido prestada al Rey Oberón y yendo con un ejército completo a Erebor... ¡para mandar a los enanos a la mierda y dar media vuelta en el último momento! Sinceramente, para eso mejor que no los hubiesen metido.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Ecos del pasado: el Romance de la Loba Parda


Hoy quisiera compartir con vosotros algo muy especial para mí. Me da la sensación, de un tiempo a esta parte, de que estamos perdiendo en España un bien cultural muy valioso al que demasiado a menudo no damos el valor que se merece: las rimas y canciones populares, esas que son anónimas y se van cantando de generación en generación. Seguro que muchos de vosotros habéis cantando alguna siendo niños ("el corro de la patata" o "el patio de mi casa", sin ir más lejos; ¿quién no la ha cantado jugando al corro?). Pero también hay muchas más, otras que se van perdiendo poco a poco. Y es una lástima, porque forman parte de la herencia cultural de nuestros ancestros, nos muestran cómo era la vida en tiempos antiguos, cuando el humo y los carromatos campaban a sus anchas por las ciudades y los pastores, arrieros y granjeros andaban a la buena de Dios por los campos de Aragón y de Castilla. Había gente que vivía y moría sin alejarse nunca de la aldea en la que nació, para la que nombres como Valencia, Sevilla, Madrid o Barcelona eran nombres tan exóticos y extraños como para nosotros podrían ser Jerusalén, Moscú, Pekín o Sidney. También había españoles semi nómadas, que cruzaban medio país cada año en las rutas trashumantes, para los que cada año era una aventura y que sólo tenían un cayado para defenderse a ellos mismos y a sus rebaños cuando mordía el frío del invierno y bajaban del monte los lobos.

De este mundo desaparecido, que todos deberíamos conservar en el corazón, hablan cientos de canciones, romances, coplas, y rimas populares varias. No sabemos quién las inventó, varían a veces según quien las diga, pero pasan de boca en boca, de generación en generación, y siempre deberíamos seguir transmitiéndolas, porque cuando los hombres las olviden se anquilosarán en una hoja de papel o se perderán entre las nieblas del tiempo, y empezarán a morir.
El poema que quiero compartir en mi blog es el llamado "romance de la loba parda". Según he podido averiguar investigando sobre el tema, se trata de un romance anónimo, originario de Extremadura, que los pastores trashumantes extendieron por Castilla y León, llegando a ser conocido incluso en Aragón. Algunas fuentes lo datan del siglo XV. Es especial para mí porque mi abuelo me lo recitaba por las noches, cuando me quedaba a dormir en su casa, junto con otras canciones pastoriles extremeñas y salmantinas. Él nació en un diminuto y hoy casi abandonado pueblo de la provincia de Salamanca, Alberguería del Campo (hoy se llama Alberguería de Herguijuela), y también fue pastor en su niñez, antes de irse a luchar a la Guerra Civil con poco más de dieciséis años, de modo que conocía muy bien la dureza de esa vida y el temor que todos los lugareños sentían hacia los lobos. Gran parte de esa sabiduría oral me la transmitió a mí en esas noches de mi niñez, cuando mi abuela se tenía que ir a dormir al antiguo cuarto de mi tía porque yo quería quedarme en la cama grande con mi abuelo, y dormirme escuchando sus cuentos. Aún puedo oír su voz, cantándome una canción triste, que me llenaba la cabeza de nostalgia, de preguntas y de historias: "Ya se van los pastores a las Extremadura, ya se van los pastores a la Extremadura. Todas las zagalas se quedan llorando, todas las zagalas se quedan llorando".
Comparto aquí la versión que yo conozco, que mi abuelo me contaba, del Romance de la Loba Parda, que para mí más que un romance es hoy una elegía porque me recuerda a él tan vivamente como si volviese a estar a mi lado. Me lo contaba de forma muy divertida, cambiando las voces según aparecían el pastor, los perros o la loba, y acompañando el relato con gestos. Cuando tenga hijos y nietos, tened por seguro que les contaré este romance tal y como mi abuelo me lo contaba a mí. Si os gusta, espero que vosotros también lo transmitáis y así, de padres a hijos y de abuelos a nietos, un trocito de nuestro pasado viva para siempre, como la memoria de nuestros ancestros.

Estando yo en la mi choza
pintando la mi cayada,
vi venir siete lobos
por una oscura cañada.
Venían echando suertes 

quién entrará en la majada;
le tocó a una loba vieja,
patituerta, cana y parda,
que tenía los colmillos
como puntas de navaja.

Dio tres vueltas al redil
y no pudo sacar nada;
a la cuarta vuelta que dio,
sacó la borrega blanca,
hija de la oveja churra,
nieta de la orejisana,
la que guardaban mis hijos
para el domingo de Pascua.

-¡Aquí, mis siete cachorros,
aquí, perra trujillana,
aquí, perro el de los hierros,
a correr la loba parda!
Si me cobráis la borrega,
cenaréis leche y hogaza;
y si no me la cobráis...
¡cenaréis de mi cayada!

Los perros tras de la loba
las uñas esmigajaban;
siete leguas la corrieron
por unas sierras muy agrias.
Al llegar a un cotorrito
la loba ya va cansada:
-Tomad, perros, la borrega,
sana y buena como estaba.


-No queremos la borrega
de tu boca lobadada,
que queremos tu pellejo
pa' el pastor una zamarra

de la cabeza un zurrón,
para guardar las cucharas;
y de las tripas viyuelas
para que bailen las damas.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Amanecer (que no es poco) Parte II: Crítica


Ir al cine para poder ver Amanecer Parte II ha sido casi casi una auténtica operación militar. ¿Y eso? Pues porque ver una película de esta saga en una sala de cine tiene más peligro que McGyver en una ferretería, y tiene que ser planeado cuidadosamente. No puedes ir al estreno, ni un viernes o un sábado como todo el mundo, no. Incluso es peligroso ir el día del espectador. Esto es debido a un peligrosísimo fenómeno que en tiempos como estos inunda las salas de cine como las setas venenosas un boque lluvioso: las fangirls.
Sí, me refiero a esos especímenes salvajes, parientes cercanos del babuino salvaje y la hiena aulladora, que hacen imposible el visionado de las películas emitiendo durante todo el metraje (generalmente en los momentos clave, pero también sin motivo aparente), carcajadas, aplausos, silbidos, y chillidos histéricos varios. También tenemos los susurros, e incluso comentarios en voz alta, en plan "Ohh, qué bueno esta Jacob", "¡Suelta a mi Edward, zorra!", "¡Vulturi cabrón!", "¡Edward tío buenooo!" (las chicas) o "Esos vampiros maricones", "Oooh, síii, Edward, soy una paaava", "Ya era hora de que empezasen las ostias, joder" (los chicos).
Y como yo, que he pagado religiosamente mi entrada para poder ver tranquila la película, no tengo por qué soportar ese mar de hormonas rugientes, ni tampoco es cuestión de ponerme a pelear con todos los niñatos que hay en la sala, al final decidí el momento perfecto: un jueves, a primera sesión (cuatro y media de la tarde). Perfecto; los que tuvieran clase estarían en clase, y los que no la tuvieran y quisieran ahorrarse pasta habrían ido el día del espectador. Mis maléficos planes surtieron efecto, e, increíblemente, mi marido, mi amiga y yo PUDIMOS ver la película sin adolescentes histéricas de por medio, eligiendo un buen sitio, y con menos de veinte personas en la sala.

Aquí, por desgracia, acaban casi todas las bondades. No es que la película estuviera mal (entretiene y esas cosas), pero me dio la sensación de que era demasiado corta, estaba desaprovechada e iba demasiado deprisa. Es curioso esto, porque la mayor parte de las películas de la saga Crepúsculo se me han hecho un poco cansinas, un poco lentas. Pero esta no; en esta la trama va a toda leche, cuesta abajo y sin frenos. Entiendo que la película no puede durar mucho, pero hubiera agradecido quince o veinte minutos más para introducir más a personajes como Renesmee, Shiobhan y su aquelarre irlandés, o Zafrina. Nessie no tiene más de cuatro frases en toda la película, y siendo un personaje tan importante creo que deberían haberle dedicado más tiempo (aunque fuera restando metraje poético-erótico de los polvos de Edward y Bella, que les habrá gustado mucho a las fangirls pero realmente no aporta nada a la trama). En cuanto a Shiobhan, que como todos sabemos es la que realmente salva el día gracias a su poder y no tontiBella Swan (joder, esa tía podría convertirse en la nueva Señora de los Vampiros, el dia en que decida visualizar a los humanos esclavizados en granjas de sangre y a ella sentada en un trono de reina con las cabezas de los Vulturi a sus pies nos vamos a cagar todos).... no aparece más de cinco segundos, igual que Liam y Maggie. Claro, es que la actriz estaba demasiado gorda como para ser digna de tener diálogo en una película de adolescentes (¡adelgazadad y consumid, niñas, adelgazad y consumid, muajajajaja!).

Los actores principales siguen siendo inexpresivos, lo cual no debería sorprendernos a estas alturas del curso. Incluso Jacob sale desdibujado y como descafeinado, demasiado embobado mirando a Nessie como para acordarse de que tiene un personaje que interpretar, una manada que liderar... esas naderías. Los únicos personajes decentes son Carlisle y Charlie, porque otra de las que suele hacerlo bien, Alice, casi no sale en la película.

Pero nada de esto tiene importancia cuando nos enfrentamos a la Gran Cagada, así con mayúsculas, de la película, y me refiero al final. Obviamente lo que voy a decir a partir de ahora es un SPOILER, de modo que si tú, desventurado lector, no has visto al película y no quieres que te reviente el final, te aconsejo que no sigas leyendo.

A ver, esto se merece negrita, mayúsculas y subrayado: ALICE NO PUEDE TENER VISIONES DE LOS HOMBRES LOBO NI DE RENESMEE. ¿¿Cómo puñetas ha visto la batalla final?? ¡¡Si es que no podía!!
Que sí, que ya lo sé, que la batalla final mola, que es la única maldita escena práctimente de toda la película que vale la pena, que el gran final de la saga demandaba algo impactante y no un anticlímax como el del libro, que ya era hora de que hubiera acción después de todos esos "Oh, Bella, te amo"... ¡¡pero encontrad una manera coherente de meterlo, leches, o no lo metáis!! Si de algo estoy segura, es que no hay mayor aberración a la hora de contar una historia que sacrificar la coherencia en aras de la sorpresa o la espectacularidad, algo que por desgracia parece muy de moda en los últimos tiempos y que en esta película alcanza su quintaesencia. Pero es que además, aún suponiendo que Alice pudiera tener visiones de los hombres lobo y de los híbridos, que NO puede, hay tres fallos gravísimos en esa escena:

-Teniendo en cuenta lo que sabemos de lo devastados y destrozados que se quedan los vampiros cuando matan a su pareja, las reacciones de Esme y Alice me parecen muy tibias: un gritito y a luchar, cuando les tendría que haber dado un ataque de depresión suicida o de furia homicida. Joder, han perdido al amor de su vida y se ven enfrentadas a siglos y siglos de dolor y soledad insoportables; deberían lanzarse en plan berserker suicida a la batalla para morir matando, o para morir sin más.

-Aún suponiendo que Alice de verdad hubiera podido predecir la batalla, hace dos tonterías que la verdadera Alice jamás haría. Una, llevar a Jasper hasta allí. Alice, si ve en una visión que van a matar a Jasper, no lo llevaría al campo de batalla ni de coña. Recordemos cómo se comporta al final de Luna Nueva, cuando miente a Jasper aún a riesgo de su propia vida, de la de Bella y de la de Edward, cuando van a ir a Volterra, para no poner en peligro a su amor. Alice jamás se hubiera arriesgado a llevar a Jasper al campo de batalla sólo POR SI Aro se lo pensaba mejor y decidía no jugársela (hubiera podido ordenar el ataque y luego huir, para que no se cumpliera la predicción de su muerte, por ejemplo).

-Tampoco tiene ningún sentido en este caso que Alice y Jasper encarguen pasaportes falsos para Renesmee y Jacob. Según la visión, Edward y Bella matan a Aro y sobreviven, aunque la batalla final se hubiese llevado a cabo Renesmee no perdería a sus padres. ¿Por qué, entonces, son necesarios los pasaportes, sólo para Jacob y Nessie? Otro fail. Queda muchísimo mejor en el libro, cuando es algo que Bella decide por su cuenta y riesgo ante la incertidumbre de qué pasará cuando lleguen los Vulturi (y es lógico que Alice le ofrezca a Bella la información sobre J.Jenks para que haga lo que crea conveniente, porque al estar "ciega" ante los resultados de la confrontación no tiene ni idea de lo que puede pasar y ofrece a Bella la posibilidad de cubrirle las espaldas a su hija si algo sale mal). De hecho, me jorobó bastante que se cepillaran la trama de J.Jenks en un par de minutos, así sin más, porque es de las pocas ocasiones en las que Bella demuestra pensar por su cuenta y actuar de forma astuta e independiente. Aquí no; se lo dan todo mascadito, convirtiéndola en el mismo florero inútil que de costumbre. Eso sin entrar en cómo podrían Jasper o Alice haber conseguido una foto de Jacob sin que este se dé cuenta de nada.

 Todo esto, por supuesto, al margen de que los chillidos histriónicos de Aro dan vergüenza ajena (he visto a Malkavians con más dignidad), que la mayoría de los vampiros que estaban con los Vulturi no habían ido allí a luchar (los Vulturi basan su fuerza en el poder de la élite, no en el número, y la mayor parte de los vampiros estaban allí porque a Aro le gustaba tener público cuando impartía justicia), y que el final de "Nos vamos de aquí... muyrápido" da vergüenza ajena por lo ridículo que es.
Lo único que me gustó del combate fue el detalle de Marco, negándose a luchar ya abrazando la muerte con alivio porque por fin va a poder reunirse con su amada Dydime.

Y, por supuesto, Alice TAMPOCO hubiera podido tener una visión de Jacob y Renesmee adultos.

En fin, que gracias por cargaros la saga, señores guionistas. No es que se pudiera estropear mucho más, pero vosotros lo habéis conseguido. Al menos, la historia de los libros podía gustarte más o menos, los personajes podían caerte mejor o peor, pero al menos era COHERENTE. A la versión peliculera no le queda ni eso.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Un café el 14N

Los que seguís mi blog, seguramente habréis notado dos cosas. La primera, que no posteo tan a menudo como antes, y la segunda, que últimamente hablo mucho menos seguido de temas como la religión, la política o la actualidad.
Ambas cosas tienen explicación. Lo primero se debe a que estos últimos meses he estado centrada en escribir, escribir y escribir. No en el blog, sino en dos proyectos paralelos, uno de los cuales ya ha dado sus frutos. Uno de ellos era escribir un relato para el certamen Premios Gandalf 2012 de la Sociedad Tolkien Española, del cual ya me han notificado que estoy entre los premiados, y de hecho espero poder ofreceros muy pronto una crónica de la entrega de premios que se llevará a cabo el próximo día 24 de Noviembre en Valencia.
El otro es algo que mi marido y yo estamos por terminar de un momento a otro: una novela fantástica ambientada en la Venecia del siglo XII. Como transcurre en el mundo real, y para más inri en el pasado, hemos tenido que llevar a cabo un trabajo de documentación bastante importante antes de escribir, ya que es imposible ambientar la novela sin conocer al máximo cómo era la sociedad, la forma de vivir, el ambiente y la organización política y social de la República en los siglos XII y XIII. Llevamos muchos meses esforzándonos, escribiendo y releyendo, corrigiendo e investigando. Me enorgullece decir que tenemos casi 150.000 palabras escritas y sólo nos faltan 3 ó 4 capítulos para acabar la historia, tras lo cual empezaremos a moverla a ver si le interesa a alguna editorial. No sabemos muy bien cómo encuadrarla, porque desde luego juvenil no es (hay violencia y sexo explícitos), pero tampoco llega al nivel de salvajismo de Canción de Hielo y Fuego. Así que ya veremos. De momento, seguimos escribiendo.

Respecto a la segunda cuestión, debo reconocer que me estaba cansando un poco de que este blog se estuviera convirtiendo en "la polémica semanal de Estelwen". Me interesa mucho compartir mi opinión con todos vosotros, pero en ocasiones me estaba dando la sensación de que comenzaba a repetirme dando una y otra vez mi opinión sobre temas muy similares a golpe de titular. Y con lo revueltas que están las cosas últimamente, creo que todos estamos un poco saturados de política y economía para que mi blog sea simplemente más de lo mismo.

Sin embargo, hoy quiero volver a hablar del tema, porque me he enterado de una noticia que me ha indignado tanto que he estado a punto de ponerme a llorar de rabia cuando la he leído. Quizás porque atañe directamente a mi profesión. Antes de comentarla, me gustaría poner en claro tres cosas:

-Estoy totalmente en contra de las burradas que están haciendo el gobierno del PP, del mismo modo que estuve en contra de las que hacía el PSOE. De hecho, no voté a ninguno de los dos, porque los dos me parecen la misma mierda.

-Apoyo totalmente la huelga del 14N y a quienes la secundaron.

-Soy consciente de que la Constitución Española defiende la libertad de todos los españoles de adherirse o no a la huelga, y creo que cualquier decisión tomada libremente al respecto es respetable.

-Yo hubiera secundado la huelga de haber podido.

¿Cómo que no podías?, preguntarán los escépticos. Es que soy Procurador de los Tribunales. ¿Y qué? Los autónomos pueden secundar la huelga simplemente no abriendo sus negocios. Por supuesto, pero es que yo NO soy autónoma. Soy profesional liberal adscrita a la Administración de Justicia, que no es lo mismo. Y como tal, tengo unas condiciones muy especiales que no tienen el resto de trabajadores por cuenta propia, a excepción de los abogados, que están en las mismas que nosotros.

Mi indignación y mi rabia viene por esta noticia, donde podréis ver un vídeo que muestra lo sucedido. Para poneros en antecedentes, dos mujeres están tomando café en una cafetería de Valencia con unos papeles sobre la mesa, cuando los miembros de un piquete presuntamente informativo (y realmente vandálico) se ponen a increpar y a acosar a las mujeres, intentan arrebatarle los papeles a una de ellas, y finalmente le derraman el café por encima de los documentos, hasta que ella y su compañera se ven obligadas a salir por piernas de allí.
Muy bien, queridos amigos. A esa mujer yo la conozco de vista, del Juzgado. ¿Adivináis su profesión? Efectivamente.
Los Procuradores de los Tribunales NO podemos hacer huelga. ¿Por qué? Porque nosotros no tenemos un régimen de trabajo normal. Funcionamos al ritmo que dictan las leyes procesales españolas, y estas leyes establecen unos plazos que obligatoriamente debemos cumplir. No tenemos contrato laboral, ni salario mínimo, ni bajas, ni vacaciones remuneradas, ni cotizamos en la Seguridad Social. Y si un día es hábil judicialmente (que son todos excepto los festivos oficiales, los sábados, los domingos y el mes de Agosto), significa que se notifican resoluciones, que se señalan juicios y que corren los plazos para presentar escritos, y ninguna de estas cosas puede suspenderse por una huelga, porque se trata, repito, de plazos impuestos por las leyes procesales de Justicia. Si el 14N es fin de plazo para presentar un escrito, y el abogado no lo redacta o el procurador no lo presenta, el plazo se pasa, y los profesionales son responsables de cualquier perjuicio que le ocurra a su cliente, el cual puede denunciarlos por ello, del mismo modo que si hay un juicio y los profesionales no se presentan. Seremos expedientados y expulsados de nuestro Colegio Profesional, e inhabilitados para ejercer nuestra profesión. No se trata, pues, de perder un porcentaje de sueldo como ocurre con otros trabajadores en caso de huelga, sino de ser responsables civil o penalmente ante la ley.
Comprendo y comparto la angustia y la indignación de esta compañera ante las agresiones y los insultos que estaba recibiendo. No sé si intentó o no explicar a los sindicalistas lo que es un procurador, pero estoy segura de que si lo hubiera intentando no la hubiesen escuchado. Ese es el problema de los energúmenos, que no escuchan. La actitud de esa sinvergüenza de cabello rizado (que por cierto llevaba la cara tapada, lo cual de por sí ya delata malas intenciones) al derramar el café sobre el expediente judicial es la quintaesencia de al arrogancia y del desprecio absoluto por los demás, una actitud que va a la par de la de los policías violentos y los políticos prepotentes: "Mi postura es la única que vale, tus derechos me importan una mierda y los pisotearé si me conviene o me da la gana".

El caso de la compañera del vídeo que enlaza la noticia es más grave aún de lo que parece porque, para colmo, lo que tiene entre sus manos es un expediente judicial (casi seguro que un expediente administrativo). Son todo originales, NO hay copia de esos expedientes. Cuando vi cómo la energúmena de ese piquete intentaba arrebatar el expediente a la pobre mujer, me entraron sudores fríos. Lo del café me dejó totalmente indignada. Si a ese expediente llega a pasare algo, lo rompen, lo desordenan, lo roban o lo dejan ilegible, la profesional hubiera podido ser procesada por un delito de infidelidad en custodia de documento público. Esto es así, porque los Procuradores respondemos de todo documento oficial que obre en nuestras manos, y si se extravía o se estropea la culpa es nuestra. Por supuesto, los retrasados mentales de ese piquete no sabían lo que es un procurador, ni cuál es el régimen jurídico al que está sometido, ni qué eran esos papeles, ni las consecuencias de estropearlos. Tampoco les importaba una mierda. Iban ahí a joder al ciudadano, porque no tienen los redaños suficientes para hacerle eso mismo a los políticos, verdaderos culpables de la situación en la que esta España.

Y, aún en el supuesto de que esa mujer fuera una asalariada, tenía perfecto derecho constitucional de ir a trabajar o no, de tomarse un café o no, en definitiva, de hacer lo que le diera la real gana. El enemigo no son los demás ciudadanos, son los políticos. Es una tremenda hipocresía reclamar nuestros derechos cuando no estamos respetando los de los demás. Los piquetes informativos deberían ser eso, informativos, no pandillas de energúmenos acosadores que asusten, intimiden o agredan a gente que no es culpable ni responsable de la mala situación que atraviesa el país. Con esa actitud, para colmo, se va contra los objetivos de la huelga, ya que se consigue poner a los ciudadanos contra los sindicatos en lugar de conseguir su apoyo, y se desvía la atención de salvajadas como la de los policías que agredieron a dos menores en Tarragona, y que deberían ser el único foco de atención en cuanto a abusos se refiere.
Señores y señoras de los piquetes, por favor, si tantas ganas tienen de agredir a los demás, agredan a los políticos. Y si no tienen oportunidad o no tienen cojones, no la paguen con los ciudadanos, que no tienen la culpa de lo que está pasando en este país y que incluso, en ciertas ocasiones, no tienen ni siquiera la opción de hacer huelga.

domingo, 28 de octubre de 2012

El libro de un día de verano

Hoy me ha ocurrido algo extraño. Me he puesto a releer un libro, uno de mis favoritos de la infancia. Ha llegado un extraño, de Mollie Hunter, colección El Barco de Vapor. De esos que tan de moda estaban en los 80 y los 90. No se trataba del libro original, que en algún momento de mi adolescencia (para mi infinito fastidio) se traspapeló y desapareció en el portal dimensional oculto que hay en mi vieja estantería de los libros infantiles (única explicación lógica a por qué me ha desaparecido tantos a lo largo de estos años sin razón aparente), sino de una nueva edición, con ilustraciones infinitamente peores, que compré hará un par de años en la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión.
Y, al volverlo a leer, ha pasado algo extraño. Me he sentido, por un momento, transportada al lugar y al momento en que lo leí, un mes de Julio a principios de los años 90. En Puerto de Sagunto, donde pasaba quince días de vacaciones todos los años con mis abuelos antes de que estos se hicieran demasiado mayores y prefirieran ir a un hotel donde les hacían las camas y no tenían que cocinar.
El apartamento estaba situado en primera línea de playa, justo al extremo norte de ella, donde terminaba el paseo marítimo. Nada más entrar, después de subir al quinto piso en un ascensor diminuto que siempre olía a bañadores húmedos y a cloro de piscina, se abría un largo pasillo que tenía a la derecha la cocina y a la izquierda el cuarto de baño. Más adelante, se abrían tres dormitorios; dos a la izquierda y uno a la derecha. El segundo de la izquierda, justo antes del final del pasillo, era el mío; he podido verme a mí misma, sentirme dentro de mi propia piel, a mis nueve o diez años, leyendo tendida sobre la cama. En mi piel podía sentir la suave aspereza del ligero cobertor, color blanco con dibujos de flores azules. Junto a la cama, una mesilla de noche y un armario empotrado donde guardaba mi ropa; al otro lado, una ventana que se abría al Norte y desde la que se veían los chalets lejanos de la población vecina de Canet. A los pies de la cama, como un testigo silencioso, una silla de madera sobre la que reposaba mi pequeña (y también desparecida) maletita rosa, que llenaba sólo de libros al viajar allá. Algunos eran nuevos, el resto eran mis libros favoritos de casa, los que no me cansaba de releer una vez más. Uno sobre pesca, Matilda de Roal Dahl, El león, la bruja y el armario de C.S.Lewis, Manolito Gafotas de Elvira Lindo, El verano de la sirena de Mollie Hunter, La señora Frisby y las ratas de Nimh, de Rober C. O'Brien, algunos libros de Los Cinco de Enid Blyton...
Entonces, la niña que era yo ha sentido hambre. La hora de merendar. Me he levantado y, con la grácil agilidad del cuerpecito de niña que hace años que dejé de tener, me he dirigido al salón. Descalza y sin hacer ruido, porque mi abuelo dormía la siesta en la cama de matrimonio del dormitorio grande.
Nada más entrar, a la izquierda, un último dormitorio, tan pequeño como los otros, y frente a mí, la mesa redonda donde desayunábamos, comíamos y cenábamos, siempre con mantel y servilletas de tela, que mi abuela era muy cumplida para esas cosas. La mesa se podía abrir y hacer el doble de grande cuando venían mi madre, su esposo, y mis tíos abuelos. Al otro extremo del salón, el sofá donde yo siempre leía tendida cada vez que me cansaba de hacerlo en mi cama, y en la pared del fondo, frente a mí, una cristalera completa del suelo al techo a través de la cual se vislumbraba el mar. Se podía salir al balcón; un balcón lo bastante grande como para poner allí el tendedero y una mesa pequeña con varias sillas de plástico blanco. Frente a él se abría toda la amplia panorámica de la playa, desde las dunas semisalvajes al lado de nuestro bloque de apartamentos hasta el lejano rompeolas del otro extremo de la playa, con las grúas del puerto todavía más allá, y la arena dorada que en las horas puntas de los días soleados parecía por obra y gracia de las sombrillas un inmenso campo de apiñadas setas multicolores. En el extremo norte del balcón, al lado de una columna, había pegado al techo un nido de golondrinas hecho de pegotitos de arena y barro. He sentido el calor, la suave caricia del viento, el sonido de los coches y de las olas, el olor de la sal. Por mi cabeza ha pasado la fugaz idea de hacerme un bocadillo de atún, pero en seguida he sucumbido al capricho de pedírselo a la mejor cocinera que he conocido en mi vida.
-¡Abuelita! ¿Me haces un bocadillo de atún?-.
Y mi abuela me ha respondido llamándome para que le diga cuánto pan quiero. Ella nunca quiso que yo abriera las latas, por temor a que me cortara. Además, yo no tenía fuerza ni destreza suficientes como para manejar el abrelatas de metal ennegrecido, de esos semejantes a cuervos cuyos picotazos van horadando poro a poco la tapa de la lata de conservas, haciendo que el aceite brote de las hendiduras como la sangre de una herida. Yo sabía que dentro de poco podría regresar de vuelta al salón comedor, con mi bocadillo en un platito sujeto en una mano y el libro y una servilleta en la otra. Mi abuela me seguiría, sonriente, con un vaso de agua entre las manos, arrastrando sus zapatillas azules y vestida con uno de esos vestidos de tirantes floreados que siempre llevaba en verano y que a mí tanto me gustaba verle puestos. A ella y a mi abuelo todavía les quedaban casi veinte años de vida sana y feliz, y yo también era feliz, porque sólo estábamos en Julio y el verano era largo, y hacía sol y calor, y estaba de vacaciones, y tenían mis libros, y mis padres y todos mis seres queridos estaban bien, y en ese momento mi vida era todo lo que podía desear una niña como yo.

Pero entonces he cerrado el libro, tras terminarlo, y la visión se ha desvanecido. He vuelto al momento, al lugar y a la persona que soy: una mujer de casi treinta años en su casa, apurando las pocas horas de asueto que le quedan antes de que vuelva a ser lunes y empiece otra fastidiosa semana de trabajo, casada pero todavía sin hijos, y con algunos sueños todavía por cumplir. Y que a más de año y medio de la muerte de su abuela, y a menos de dos semanas el primer aniversario de la muerte de su abuelo, sigue amándolos a los dos con tanta fuerza como aquella niña de antaño, y los echa de menos más aún que a aquellos días de luminosa infancia, y siente en el pecho el agujero doloroso y sangrante que sigue dejando, y siempre dejará, su ausencia.
Ese dolor, más que cualquier otra cosa, es lo que me hace estar segura, más allá de toda certeza, de que jamás volveré a ser esa niña, del mismo modo que aquellos días de verano no regresarán jamás. Supongo que eso es lo que los hace tan valiosos.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Mi nueva viciada: Once Upon a Time

Los que seguís este blog con asiduidad sabéis que no sigo muchas series. En el pasado, fui fan de Expediente X y de Charmed (Embrujadas), y recientemente he estado siguiendo la serie Game of Thrones (Juego de Tronos), ya que soy fanática de los libros.
Bien, puedo decir, y ya es oficial, que he caído totalmente rendida y enamorada de un nuevo fandom: la serie Once Upon a Time (Érase una vez). Profanos, podéis leer con tranquilidad: no hay spoilers (y si hay alguno, es de poca importancia).





La premisa inicial es bastante chula: Los personajes tradicionales de los cuentos de hadas han caído bajo una terrible maldición, lanzada por la Bruja Malvada, que les ha trasladado al mundo real (concretamente un pueblo de los EEUU llamado Storybrooke), bajo nuevas identidades y borrados todos los recuerdos de su vida anterior. En este mundo no existe la magia, ni los finales felices, y el tiempo está congelado, dejando a todos los personajes viviendo perpetuamente una vida anodina, gris y desgraciada. En teoría, nadie puede ir ni escapar de Storybrooke.
Sin embargo, un día algo cambia: Emma, una solitaria detective privada, recibe el día de su vigésimo séptimo cumpleaños la visita de un niño. Se trata de su propio hijo, al que tuvo muy joven y en circunstancias difíciles, y que fue entregado en adopción. Emma, al interrogar al niño, descubre que se llama Henry y que vive en un pueblo llamado Storybrooke, a donde decide llevarlo de vuelta. Entonces, Henry le revela tres cosas: Primera, que su madre adoptiva, por la que no siente gran cariño, es la alcaldesa del pueblo. Segunda, que en el pueblo viven atrapados todos los personajes de los cuentos. Y tercero, que ella, Emma, es la única que puede romper la maldición que los tiene atrapados y devolverles sus finales felices...

El Piloto y los primeros capítulos me dejaron con una buena sensación; la historia parecía interesante (aunque ignoraba cómo iban a desarrollarla), aunque los efectos especiales eran en ocasiones mejorables. Seguí viéndola a lo largo de cada semana (es emitida por Antena 3 todos los martes a partir de las 10:30 de la noche, en capítulos dobles), y cada vez me fue enganchando más y más.
Y es que el guión, afortunadamente, va mejorando de capítulo a capítulo. Cada uno de ellos, aunque involucra en mayor o menor medida a todos los personajes, se centra en un cuento clásico, alternando la historia actual del mundo real con lo que ocurrió en el mundo mágico. Los guionistas hacen una interesantísima, novedosa y original revisión de los cuentos de hadas, entrelazándolos todos entre sí (lo que sucede en un cuento va influyendo en los demás), y relacionándolos también con lo que le sucede a sus protagonistas en Storybrooke.
Otro punto fuerte son los personajes, que se dividen en dos tipos: los buenos y los absolutamente brillantes. Ninguno me ha disgustado, pero algunos han conseguido de verdad enamorarme. He aquí a los principales:




Emma, la Elegida
En principio, no es un personaje de cuento (aunque ya a lo largo del Piloto se van desvelando las claves de su pasado y de por qué es ella la Elegida para deshacer el hechizo). Traumatizada por el hecho de haber sido abandonada por sus padres cuando era un bebé y haber tenido una infancia y adolescencia difíciles en las que pasó por varios hogares de acogida, se ha convertido en una mujer solitaria que recela de los vínculos emocionales y de las personas en general. La llegada de Henry a su vida trastocará todo lo que ella creía sobre sí misma, y aunque al principio trate de hacerse la dura acabará quedándose en Storybrook a causa del afecto que empieza a sentir por Henry...




Henry, el niño enigmático
 Hijo biológico de Emma y adoptivo de Regina, es el único personaje de la serie que vive en Storybrooke sin proceder del mundo mágico. Es un niño agradable, imaginativo y entusiasta, que está convencido de que todos los habitantes de pueblo son personajes de los cuentos y que deben volver al mundo mágico. Aunque, si lo pensamos bien, es también el personaje con más incógnitas (y con la más difíciles de resolver). ¿Cómo sabe la verdad acerca del pueblo? ¿Por qué Regina lo adoptó? Y, si finalmente Emma tiene éxito, ¿que será de él? ¿Habrá lugar para Henry en el mundo mágico si las puertas entre los dos mundo volvieran a abrirse? 




Regina / La Bruja Malvada
La Mala de la película (en el mundo real y en el de los cuentos), así como suena. Pero pronto nos daremos cuenta de que "mala" no significa "personaje plano". Regina es una mujer fuerte, autoritaria y poderosa, con una arrolladora personalidad y un corazón tan negro como lleno de astucia. Sin embargo, no es mala porque sí; tras ella hay una compleja historia, llena de decisiones difíciles y tragedias personales, que la han hecho ser quien es. No es que carezca de la capacidad de amar (a lo largo de la serie la veremos fingir sentimientos para aprovecharse de otras personas, pero también se la ve sufrir de verdad por amor, por más que muchas veces ese sufrimiento se lo busque ella misma), sino de que en un momento determinado decidió que había ciertas cosas que le importaban mucho más que el amor. Entre ellas, la venganza. Es por venganza por lo que decide lanzar la maldición sobre su mundo, aunque hará falta toda la temporada para que se vayan desvelando poco a poco todas sus motivaciones y los más ocultos entresijos de su persona.
En el mundo real es Regina, la alcaldesa de Storybrooke, que posee un inmeso poder sobre la comunidad, un extraño don de la ubicuidad (parece saber siempre dónde ha de estar en cada momento para ser el perejil de todas las salsas), y es temida en mayor o menor medida por todos los habitantes del pueblo. Aunque hay alguien a quien temen todavía más...





Mr. Gold / Rumpelstinskin
Agarraos, que vienen curvas. Este personaje es, en mi opinión, el más complejo, brillante y genial de toda la serie, que se come con patatas al resto del elenco. Rumpel se nos presenta al principio como otro villano, la cruz de la moneda de la que Regina es la cara, pero poco a poco se va desvelando que este personaje no es realmente una Sombra, sino una Figura Cambiante de manual. Su personalidad es como una muñeca Matrioska; cuando crees haberla descubierto vuelven a aparecer más capas debajo, y más, y más... Este personaje es una sorpresa en cada capítulo, sus acciones suelen ser tan geniales como imprevisibles, y realmente cuesta saber por dónde saldrá en cada ocasión. Ayuda en ocasiones a la Reina, pero también rivaliza fuertemente con ella. En realidad, parece que Rumpel sólo se ayuda a sí mismo, pero sus motivaciones distan mucho de estar claras, y cuando ya parece que le comprendemos, nos sorprende una vez más...
En Storybrooke es Mr. Gold, un enigmático anticuario de quien los lugareños hablan entre susurros temerosos afirmando que "él es el verdadero dueño del pueblo". ¿Y de dónde saca Mr. Gold tanto poder? Del mismo sitio del que lo sacaba siendo Rumpelstinskin: de sus tratos, tratos ofrecidos en el momento justo a personajes desesperados, cuyos precios (y consecuencias) son como él: imprevisibles.
Por mi parte, sólo puedo añadir que este personaje me gustó desde el principio, me fue fascinando poco a poco, y acabé totalmente enamorada de él en el capítulo 11: Skin Deep, que para mí (y para la mayoría de los fans), es el mejor capítulo de la primera temporada.




Mary Margaret / Blancanieves
 Uno de los personajes protagonistas, tanto de la trama de los cuentos como de la realidad. Por supuesto, es buena, y será de las primeras personas que ayude a Emma y a Henry cuando estos llegan al pueblo. Blancanieves es una chica romántica, dulce, buena persona, como todas las princesas de cuento, pero también es valiente y fuerte. Quiere a su Príncipe Azul consigo, pero si está en problemas no es de las que se queda quieta esperando ser salvada. Como personaje me gusta mucho más que la Blancanieves de Disney.
Su identidad en el mundo real es la de Mary Margaret, una profesora de educación infantil tímida, amable, de vestuario monjil y poca suerte el el amor. La maldición ha matado gran parte de su espíritu rebelde, pero pronto se dará cuenta de que tiene que sacar las garras y luchar si quiere conseguir su final feliz y a su verdadero amor.




David / Príncipe James
Probablemente, uno de los personajes que más diferencias tiene entre su yo de cuento y su yo del mundo ordinario. Como James es el príncipe ideal: valiente, galante, romántico, heroico... Sin embargo, como David es todo lo contrario: un petimetre indeciso, algo cobarde, con las ideas poco claras y en ocasiones algo mezquino. La maldición actúa contra él con mucha fuerza, quizás más que con cualquier otro personaje de la serie. Y es una lástima, porque como príncipe James me ENCANTA (y su historia de amor con Blancanieves, también).






Graham / El Cazador
Este personaje está destinado a darnos unas cuantas sorpresas. Es el Cazador al que la Reina ordena matar a Blancanieves y arrancarle el corazón. Su pasado es atípico, incluso para ser un personaje de cuento; fue criado entre lobos, en pleno bosque (un poco en plan Mogwli), de modo que tiene una profunda conexión con la naturaleza y los animales que pocos pueden comprender. Su personalidad, en cierto modo, se parece a la de sus adorados lobos, a los que considera su familia: leal, un poco salvaje pero a la vez ingenuo, visceral, idealista. Es un excelente luchador, pero sabe muy poco de hipocresía y fingimientos.
 En el mundo ordinario es Graham, el sheriff de Storybrooke. En principio es leal a Regina, aunque cuando conozca a Emma comenzará a plantearse muchas cosas, pues la llegada de la Elegida provocará en él reacciones que ni siquiera la poderosa e inquisitiva alcaldesa podía esperar...




Ashley / Cenicienta
Uno de los personajes que menos me gusta, lo que no quiere decir que me disguste. Ya como Cenicienta tenía un aire choni, y su alter ego en el mundo real padece ese chonismo elevado al cubo: es una limpiadora pobre que va a ser madre soltera y tiene la personalidad de una avellana (más o menos la misma que tenía en el mundo mágico, para qué mentir, pero al menos allí llevaba vestidos bonitos). No es tan inteligente ni tan valiente como Blancanieves, pero al fin y al cabo sigue siendo una princesa, por lo que también es dulce y de buen corazón. Es por eso que acabas empatizando con ella, aunque a veces te den ganas de sacudirla por las tontadas que se le ocurren.




Chica desconocida / Bella
Poco puedo decir de este personaje sin chafar una parte importante de la trama. Pero sí hay algo que voy a decir: Su versión del cuento es la mejor de todas, su historia de amor es la mejor de todas, ha conseguido tocarme mi punto más sensible, me ha hecho quedarme sin uñas esperando el final de la primera temporada, me ha hecho reír, me ha hecho llorar, y OMG BITCH ME MUERO DE LA ENVIDIAAA!!!






Ruby / Caperucita Roja
Otro de mis personajes favoritos. A estas alturas, Antena 3 aún no ha emitido el capítulo que se centra en su historia, de modo que no puedo decir gran cosa sobre su versión del mundo mágico, salvo que es una gran amiga de Blancanieves, a la cual le debe un gran favor, y que no tengo ni puñetera idea de quién es el Lobo. Sí que puedo decir que esta Caperucita no es ninguna niña; está bastante más crecidita que la del cuento original, y es bastante menos inocentona. Su versión del mundo real es Ruby, una camarera despampanante con aire gótico/punk, que viste muy atrevida, tiene un fuerte carácter, y va de chica ligona y sexy. Es una rebelde y suele discutir bastante con su abuela, que regenta el único hostal de Storybrooke, pero en el fondo tiene buen corazón.






Hay otros muchos personajes que aparecen en la serie (Pepito Grillo, Hansel y Gretel, el príncipe de Cenicienta, Gastón, Gepetto, el Genio de la Lámpara Mágica...), pero he hecho selección de los más importantes, de los que más me gustan o mejor me caen. A partir de ahora, haré una crítica cada semana de los dos capítulos nuevos que vaya emitiendo Antena 3 cada martes por la noche (y lo advierto, ahí SÍ que habrá SPOILERS).
De momento, invito a todos mis lectores a darle una oportunidad YA a esta serie, si es que no lo habéis hecho ya. Dejaos atrapar y enamorar por esta joyita inigualable que ha conseguido atraparme como ninguna otra lo había conseguido en años. No os arrepentiréis. Y, tal vez, como dice la frase promocional de la serie, volveréis a creer en los cuentos de hadas. Yo ya lo he hecho ;-)


 Si tengo que elegir banda sonora para Once Upon a Time, sin duda me quedo con Storytime, de Nightwish. Dedicada muy especialmente a mi adorado Capítulo 11, con cuyo protagonista creo que pega especialmente. MUY especialmente.

lunes, 1 de octubre de 2012

Prejuicios sobre las ratas


Como propietaria de ratas mascota, me enfrento casi semanalmente (exagero, pero no mucho) a los prejuicios que la gente tiene sobre estos simpáticos, inteligentes y encantadores bichitos. Aquí he recopilado los que escucho más a menudo, para contribuir a despejar las dudas y la absurda leyenda negra que hay alrededor de estas preciosas criaturas.


1) LAS RATAS TRANSMITEN ENFERMEDADES A LOS HUMANOS

Sí, por supuesto que las ratas callejeras transmiten enfermedades a los humanos... igual que el resto de bichos callejeros, empezando por los insectos (cucarachas, moscas, mosquitos...), siguiendo por las palomas y otras aves (gorriones, estorninos...) y acabando por los gatos y los perros. Todos estos animales, y en general todos los animales callejeros, están expuestos a contraer y transmitir parásitos y enfermedades. La rata no sólo no es más transmisor que otros animales, sino que incluso hay enfermedades que ellas no transmiten y los demás sí. Por ejemplo, la rabia. Todos los animales de sangre caliente pueden contraer la rabia, pero las ratas (a diferencia de nuestros adorados gatos y perros) no son capaces de transmitirla al ser humano.


2) LAS RATAS PROPAGARON Y CONTAGIARON LA PESTE

¡Falso! La peste no se transmite por las ratas, sino por la picadura de una pulga. Naturalmente, las ratas llevaban esa pulga encima... igual que todos los demás animales de sangre caliente, incluidos los humanos. Las ratas no eran las causantes de la peste, sino sus víctimas; morían por la acción de la bacteria transmitida por la picadura de la pulga, igual que todos los demás animales. Hay quien dice que las ratas tenían especial culpa porque viajaban en los barcos de una ciudad infectada a otra, pero como todos sabemos en esos barcos también viajaban seres humanos, cuya higiene personal en los tiempos de la peste dejaba mucho que desear. Las pulgas también anidaban en sus ropas, sus cabellos y sus enseres. Es más, las matanzas masivas de ratas que hubo por aquellos tiempos agravaron todavía más el problema, porque al no tener ratas huéspedes las pulgas todavía infectaban más a los humanos.


3) LAS RATAS SON AGRESIVAS Y MUERDEN A LOS NIÑOS

Las ratas, contra lo que mucha gente piensa, no son depredadores sino presas. Su instinto natural es el de esconderse, no el de atacar, y nunca lucharán si pueden huir. Si una rata ataca a un ser humano o a otro animal, es por miedo extremo (ha sido acorralada sin salida), por territorialidad (el animal en cuestión se ha colado en su nido) o por estar enferma de rabia. Claro que, en esos casos, una ardilla o un conejo morderán exactamente igual.
Las ratas salvajes son tímidas y huidizas; tienen miedo de los humanos y por lo general suelen esconderse cuando nos ven. Sin embargo, las ratas domésticas, nacidas y criadas en cautividad, son excepcionalmente simpáticas, sociables y cariñosas, acuden a la llamada de su nombre igual que los perros, y adoran a sus amos humanos. Para ellas no hay momento más feliz que el de jugar con su humano y posarse en su hombro, y lo que realmente cuesta es devolverlas a la jaula cuando ellas sólo quieren quedarse contigo y seguir jugando.


4) LAS RATAS SON ANIMALES SUCIOS

Falso de nuevo. Las ratas son animales que aprecian la limpieza, detestan la suciedad y pasan gran parte del día acicalándose. Yo tengo ratas mascota y puedo dar fe de que se pasan HORAS lamiéndose como los gatos, incluso las he visto lavándose las manos en el bebedero después de comer y limpiarse el hocico y la cara con ellas (¡totalmente verídico, lo juro!). Lo que pasa es que si una rata vive en una alcantarilla, obviamente, no va a poder oler bien por mucho que se acicale. Pero, de nuevo, no hay más que recordar el estado en el que están los gatos y los perros callejeros. Una rata en cautividad es mucho más limpia que un perro y muestra una higiene instintiva similar a la de los gatos: incluso aprender a hacer sus necesidades en un sitio concreto como ellos.


5) LAS RATAS SON DEPREDADORES CARNÍVOROS

¡Mentira! Las ratas son omnívoras, es decir, comen tanto vegetales como animales, pero su principal fuente de alimento son los vegetales: frutas, verduras y sobre todo cereales. También necesitan proteína, pero en cantidades muy pequeñas, y en la naturaleza la consiguen a base de devorar insectos, gusanos o musarañas. Las ratas en cautividad no necesitan proteína más que una vez cada dos o tres semanas, y yo a las mías esa necesidad se la satisfago a base de queso o huevo cocido. La única excepción son las crías de dos a cuatro meses (ratitas niñas y adolescentes, para entendernos), que la necesitan una vez a la semana para crecer sanas, y las madres gestantes y lactantes, que necesitan proteínas cada 2-3 días.


6) LAS RATAS SON UNA PLAGA DAÑINA

Esto puede ser cierto en el campo, ya que las ratas, como he comentado antes, tienen en el grano y los productos hortofrutícolas su principal sustento. Pero vuelta a lo ya dicho; las ratas no son las únicas que le meten mano a las reservas alimentarias campestres humanas; la mayoría de los pájaros y el resto de roedores también lo hacen, y no tienen el sanbenito de "plaga dañina" encima. En la ciudad, además, viven en simbiosis con los humanos; nosotros producimos residuos que las alimentan y ellas gestionan esos residuos de una manera sostenible.


7) LAS RATAS PUEDEN COMER DE TODO / SON CARROÑERAS

Pues no. Que sean omnívoras no significa que coman cualquier cosa. Las ratas no deben comer cítricos (ya producen de manera natural su propia vitamina C), y no deben comer bajo ninguna circunstancia alimentos flatulentos (coles, legumbres...) ácidos (arándanos, limones...) o picantes (rábanos, guindillas...). También son venenosas para ellas las alcachofas, los aguacates y las judías verdes. Y, por supuesto, las especias, las comidas cocinadas y los dulces chocolateados o azucarados les sientan fatal. Del mismo modos, por ejemplo, que les sienta mal la carroña o los alimentos podridos, eso sólo lo comerían si se están muriendo de hambre. Hay quien dirá que las ha visto comiendo esas cosas. Sí, claro. Pero que las coman no significa que sean buenas para ellas. De hecho, es una de las razones por las cuales las ratas callejeras o salvajes raramente llegan al año de vida, mientras que en cautividad y bien alimentadas pueden llegar a vivir más de tres años.


8) LAS RATAS SON FEAS

Para rebatir esto, sólo diré que una imagen vale más que mil palabras:



domingo, 30 de septiembre de 2012

MIs vacaciones: Primera Parte, Normandía


Llevo más de un mes sin actualizar el blog, lo sé. Es lo que tiene estar preparando una entrada larga y juntar el síndrome post-vacacional con el trabajo y ciertos proyectos personales que no me dejan tiempo para casi nada más. A ver si a partir de Octubre, que estaré (espero) más relajada, me voy poniendo las pilas.

Este verano, mi marido, dos amigos y yo hemos planeado un viaje en coche por Normandía y Bretaña, en la costa noroeste de Francia. A mi esposo y a mí nos hacía especial ilusión poder recorrer el escenario histórico de la Operación Overlord, conocida popularmente como "Desembarco de Normandía". Aparte, hemos visto paisajes preciosos, monumentos bellísimos y hemos comido platos deliciosos. En un restaurante de St Malo, por ejemplo, comimos ostras, foie micuit y confit de pato, todo a veinte euros por persona con la bebida incluida. Otra cosa que nos encantaron fueron los crepes, el plato más emblemático de Bretaña junto con el marisco. Mi crepe favorito fue uno relleno de gruyere, queso de cabra y rataouille; aún se me hace la boca agua cuando me acuerdo de él.
Los bretones y los normandos, además, son muy simpáticos y amables. Hasta ahora, basándome en mis viajes a París, creía que los franceses eran unos bordes prepotentes y arrogantes. Estaba equivocada: bordes son los parisinos, pero no todos los franceses. En Normandía y Bretaña la gente era todo sonrisas y amabilidad, se acercaban por la calle a preguntarnos si necesitábamos ayuda si nos venían despistados o mirando un mapa, y se esforzaban en chapurrear inglés o incluso español para hacerse entender.

Este fue el itinerario de nuestro viaje. Espero que sirva de utilidad si alguien está planeando hacer un viaje por esta zona y no tiene muy claro qué ver o qué hacer. Nosotros nos divertimos mucho.

Día 1: Rennes

El primer lugar donde hicimos escala fue la ciudad de Rennes. No llegamos allí directamente desde España, sino que nos paramos a hacer noche en Burdeos. No la incluyo en el itinerario porque realmente no vimos nada de allí: llegamos por la noche, nos alojamos en un hotel cercano al aeropuerto y salimos por la mañana temprano.
Rennes es una ciudad cuyo principal incoveniente es el aparcamiento: TODAS las calles cercanas al centro tienen aparcamiento de pago. Aunque es gratis por las noches, resulta un engorro tener que volver cada dos horas para pagar (dos horas era el tiempo máximo por el que se podía sacar el tiquet), por lo que lo más practico fue preguntar en el hotel por un parking grande y dejar todo el tiempo el coche ahí.
Solucionado el problema del aparcamiento, fuimos a dar una vuelta por el casco antiguo de Rennes. Es un pasea muy agradable, relativamente corto (se puede ver en una tarde) y precioso, lleno de casas bretonas de fachada medieval. Por la noche, cenamos en una crepería donde nos sirvieron unos deliciosos crepes de trigo sarraceno rellenos de combinaciones deliciosas. El mío fue uno a los cuatro quesos. Una cosa que me sorprendió mucho (y que se fue repitiendo todo el viaje) es que las ensaladas de guarnición de los crepes y otros platos no llevaban aceite o vinagreta, sino mostaza. Tooodas las ensaladas que probamos en esa razona estaban aliñadas con mostaza. A mí me gustó, pero si a vosotros no os gusta la mostaza y vais por allí, os aconsejo que se lo digáis al camarero al hacer el pedido para que no os la sirva.


Día 2: Caen

Al día siguiente, fuimos desde Rennes hasta Caen. La ciudad de Caen tiene pocos edificios antiguos, porque fue salvajemente bombardeada por los aliados en el año 1944. Entre los edificios chulos que pudimos ver allí, está la iglesia de San Juan (con la torre torcida a causa de la desestabilización provocada por las bombas), la iglesia de San Pedro, el castillo de Guillermo el Conquistador, y la Abadía de los Hombres, donde esta la tumba de este rey. También hay una Abadía de las Damas, pero está situada a bastante distancia y no nos dio tiempo a verla.

Otra parte muy bonita para visitar en Caen es el barrio que crece alrededor del Jardín Botánico. Son casas de finales del siglo XIX-principios del siglo XX, a las que afortunadamente los bombarderos no alcanzaron.


Día 3: Las playas del Desembarco

Nos levantamos muy temprano para visitar en primer lugar el pueblo de St Mere Eglise, cerano a la playa de Utah. Este pueblo fue famoso por ser el lugar donde cayeron los paracaidistas de la 82ª Compañía Aerotransportada, muchos de los cuales fueron abatidos por los alemanes antes de poder tomar el pueblo. Uno de ellos se quedó colgado de la torre de la iglesia y salvó la vida haciéndose pasar por muerto hasta que llegó el día y sus compañeros pudieron rescatarle. Como recordatorio, aún hay un muñeco a tamaño natural vestido de paracaidista y colgado de la torre de la iglesia. Aparte de ver el pueblo, también estuvimos en el museo-memorial al aire libre, que recomiendo encarecidamente porque no tarde mucho en verse pero hay piezas interesantísimas, entre ellas varios aviones a tamaño natural (en uno de ellos se puede incluso entrar) o un campamento donde recreacionistas franceses reproducen la vida de campaña en el frente.

Tras visitar St Mere Eglise, fuimos a Pointe-du-Hoc, sobre un acantilado que separa las playas de Utah y Omaha. Esta posición fue tomada por los Rangers de la 116ª División de Infantería de los EEUU, que tuvieron que escalar los acantilados lanzando garfios y escalas. El lugar está muy bien conservado: hay un montón de bunkers en los que se puede entrar (y que te dan la sensación de estar metido dentro del Call of Duty), varias posiciones de cañones antiaéreos, y una ENORME cantidad de cráteres (a los que decidí bautizar como "pepinos de mar", ya que eran pepinazos lanzados desde el mar por los Aliados). Los pepinos de mar en cuestión tenían varios metros de profundidad y otros tantos de anchura, y se podía entrar y salir libremente de ellos. En algunos, crecían árboles y todos. Lo cual hace que uno se pregunte: "Si ahora mismo estos agujeros están así, ¿cómo estaba este sitio hace setenta años?".

De Pointe-du-Hoc fuimos al cementerio de la Cambe, que está situado en medio del campo y al que sólo se puede acceder en coche. Es uno de los cementerios alemanes, al que Tindomion tenía gran interés en ir porque en él está enterrado Michael Wihttman, el mejor cazacarros del ejército alemán (y probablemente de toda la Segunda Guerra Mundial). Además de la tumba de Wihttman, que aún tiene flores y velas, había miles y miles de cruces y placas, y casi todas mostraban fechas de muerte desoladoramente tempranas: la mayoría de los alemanes que estaban enterrados allí eran chavales de diecisiete a veintidós años. Muchos de ellos, sobre todo los más jóvenes, eran de la SS, pero al ver sus tumbas no pude dejar de preguntarme hasta qué punto esos chicos serían nazis y malvados de corazón, o si acaso la mayoría de ellos no habían sido muchachos con el cerebro lavado por las Juventudes Hitlerianas a los que habían puesto un fusil en las manos y habían mandado a morir por el Fhürer. Teniendo en cuenta cómo es la naturaleza humana, me inclino más bien por la segunda opción. Al final, estás en ese cementerio y acabas llorando por los niños que algún día fueron, aunque no puedas llorar a los hombres en los que se convirtieron.

Y, tras la Cambe, el plato fuerte: Omaha Beach. También conocida como "La sangrienta Omaha". Poco puede decirse de esta playa que no se haya escrito ya (o filmado, porque supongo que la mayoría de mis lectores recordarán la primera media hora de Salvar al Soldado Ryan). Debo decir que la playa sorprende por lo tranquila, pacífica y hermosa que es: todo arena blanca y suave, aguas cristalinas, y hermosos paisaje naturales de fondo. Para acceder al terraplén que baja a la playa, hay que subir unas escaleras "rompe-piernas" criminales, de modo que no hay más que imaginarse lo que debió ser escalar ese terraplén sin escaleras, con la ropa mojada, llevando a cuestas todo el equipo militar reglamentario y bajo el fuego de los morteros y las ametralladoras que los alemanes tenían allí, y se entiende perfectamente cómo es posible que en el Desembarco de Omaha hubieran casi 5.000 bajas. Tras pasear por Omaha y mojarnos los pies en el agua, visitamos el famoso cementerio americano, con su hierba tan verde y sus miles de cruces (y alguna estrella de David) de mármol blanco. Ni me imagino el gasto que debe hacer cada año el Gobierno de los EEUU para mantener el memorial y el cementerio tan perfectos e impolutos. Hablando de los EEUU, por cierto, al entrar en el museo-memorial del cementerio americano nos llevamos la sorpresa de que ¡había que pasar por un detector de metales con policías como si estuviéramos en el aeropuerto! Sinceramente, creo que los yanquis se pasan de paranoicos.

Cuando nos marchamos de Omaha Beach, fuimos a Bayeux para comer y también para visitar dos lugares emblemáticos de la ciudad: la catedral y el Tapiz de Bayeux. Este tapiz, al que desgraciadamente no pudimos hacer fotos, viene a ser algo así como la primera novela gráfica de la historia: metros y más metros de tela con escenas magníficamente bordadas que por la parte de arriba tienen, en letras claras y latín sencillo, la historia de Guillermo el Conquistador y la conquista de Inglaterra (por supuesto, desde un punto de vista totalmente normando).

Después de Bayeux, fuimos a ver la batería costera de Longues-sur-le-Mer, famosa pro ser la única que conserva los cañones en su sitio (se puede incluso entrar dentro de los búnkers y posicionarse donde estaban los artilleros que manejaban los cañones). Todo el campo alrededor estaba lleno de bruma, lo que daba al sitio un aire anacrónico y misterioso de lo más adecuado.

Y, ya por último, visitamos el pueblo de Arromanches, cuya playa (nombre en clave "Gold" en la Operación Overlord) fue una en las que desembarcaron los británicos. En ella aún hay restos del Mulberry, el puerto portátil flotante que los Aliados montaron para poder llevar allí sus barcos, ya que los alemanes volaban los puertos antes de dejar que cayeran en manos del enemigo. La verdad es que el momento en que llegamos (al atardecer) fue IDEAL, porque no había ya sol, estaba todo lleno de bruma, y como era el momento de máxima bajamar, las aguas se habían retirado más de seiscientos metros hacia el interior y apenas se veían entre la cortina de bruma, así que lo que teníamos delante eran un montón de estructuras de los años 40 llenas de algas goteantes que reposaban sobre un lecho de arena mojada, con pequeños charcos llenos de algas, y las olas sonando lejanas tras una cortina blanca que las hacía invisibles... Vamos, que aquello parecía un paisaje onírico, o post-apocalíptico, tipo Silent Hill... alucinante. De todo lo que vimos creo que fue lo que más me impresionó.

Día 4: El Memorial de Caen y Etretat

Al día siguiente nos levantamos pronto, tras haber dormido como troncos a causa del palizón que supuso la Ruta del Desembarco del día anterior. Para la mañana, elegimos algo suavecito: el Memorial de Caen. Este memorial, que es ENORME (hace falta mínimo medio día para verlo) no es un museo propiamente dicho, sino una especie de enciclopedia gigante, con imágenes y textos y algunas piezas de muestra (que haberlas, haylas, pero no son lo más importante). Para aprender cómo fue el Día D en particular y la Segunda Guerra Mundial en general es de lo mejorcito que hay, pero se necesita tener conocimientos de inglés, francés o alemán, porque no hay explicaciones en castellano. Si sois fans de la Historia o de la Segunda Guerra Mundial y vais a Caen, es una parada que no os podéis perder. Hay incluso documentales y entrevistas subtitulados al inglés con imágenes de archivo, que son impresionantes.

Por la tarde, después de comer, fuimos a un pueblo precioso llamado Etretat, que sonará a los fans del impresionismo porque Manet pintó allí muchos de sus cuadros, entre los cuales está El Ojo de la Aguja, que es precisamente el acantilado donde estuvimos.
El pueblo es precioso, aunque demasiado turístico. Las playas están llenas de piedras y cuando baja la marea se descubre una especie de estructura muy rara (llegamos a la conclusión de que debían ser mejilloneras, pero si alguien me puede aclarar de verdad qué puñetas era eso le estaré muy agradecida), y también se descubre la entrada a una enorme cueva que parece sacada de un libro de Los Cinco de Enid Blyton; hay una escalera enganchada en la roca para subir a una especie de plataforma natural, de la cual parte un túnel que atraviesa el acantilado y llega hasta el otro lado, donde hay una preciosa cala. Lo alucinante es que en esa cala también encontramos otra escalera, aunque esta estaba ¡en las paredes del acantilado, de la parte de abajo hasta la cima! A juzgar por las telarañas ya estaba en desuso, pero no quiero ni imaginarme quiénes la utilizaban y todavía menos quiénes la instalaron.
Después de estar allí abajo, volvimos sobre nuestros pasos y subimos la cuesta hasta llegar encima de los acantilados, donde el paisaje es precioso. Los prados que los rodean son tan verdes que se usan como campos de golf, y en ellos pudimos ver montones de conejos saltando y jugando. Fue muy chulo.

Día 5 (Mañana): Ruta del Desembarco, Segunda Parte

El día que dejábamos Caen (y Normandía) visitamos por la mañana lo que no nos había dado tiempo de ver dos días antes. El primer lugar al que fuimos fue el Memorial de la Batería de Merville, que fue nuestra espinita clavada del viaje porque llegamos tan pronto que no habían abierto todavía. Me fastidió tanto no poderlo ver que a veces pienso que valdría la pena volver a Normandía sólo para verlo.

Affortunadamente, sí que pudimos ver el famoso Puente Pegaso (que también recordarán los que jueguen al Call of Duty). La zona está casi igual que hace setenta años, aunque el puente actual es una reproducción idéntica del original, que se conserva en el Memorial Pegasus porque tantos coches y camiones pasando por encima comenzaban a deteriorarlo. Junto al puente, está la primera casa que fue liberada en el Día D (o Jour J, como lo llaman los franceses), con su plaquita conmemorativa.

De allí, fuimos a ver la famosa Posición Hillman, un complejo que costó sangre, sudor y lágrimas de conquistar. Además de los búnkers (a los que no se puede entrar por riesgo de derrumbe, a diferencia de lo que sucede en otras partes), pudimos entrar en una posición de ametralladora que aún tenía pintado un croquis con la posición y la distancia de los pueblos y accidentes geográficos más cercanos, lo cual nos llevó a la conclusión de que además de posición de ametralladora era un puesto de observación. También había en pie varias trincheras, que pudimos recorrer.

Por último, hicimos una parada en la playa Sword, que no es un alto imprescindible en la ruta pero era importante para mí porque un personaje mío del juego de rol Comandos de Guerra desembarcó allí (como todos los demás comandos británicos que desembarcaron).

Y, una vez visitada Sword Beach, partimos de Normandía rumbo a Betraña.

(continuará...)

sábado, 11 de agosto de 2012

Crítica de "Pétalo carmesí, flor blanca", de Michel Faber


Sugar tiene diecinueve años y ejerce la prostitución desde los trece, cuando su madre introdujo a uno de sus clientes en su cama. William Rackham es un caballero de treinta y un años, educado en Oxford, condenado a suceder a su padre en la industria familiar, pero que siempre ha deseado llevar una vida de goces intelectuales. Está casado con la hermosa Agnes, a la que ama, aunque ella odia el sexo y abomina de la maternidad. Y un día en que William se siente más iracundo que nunca, cae en sus manos un folleto donde recomiendan el prostíbulo de la señora Castaway, y elogian a su pupila Sugar. La jovencita seduce a William. Y él decide no compartirla con nadie, aunque tenga que optar por la empresa de su padre, y dividirse entre el pétalo carmesí y el blanco...


Hoy mismo he terminado de leer esta novela, prestada y recomendada por una amiga, de la que no había oído hablar hasta que ella la mencionó.
¿Y qué me ha parecido? En pocas palabras, podríamos decir que buena... aunque con un final excesivamente abierto.
Hay que tener en cuenta que esta novela es bastante extensa (más de 1000 páginas), y aún así tiene la virtud de no hacerse larga ni pesada. Esto es fruto, tanto de la excelente pluma de Michel Faber, que escribe con una fluidez y un estilo impecables, como por la genial construcción de sus personajes y de su atmósfera, tan reales que es imposible no sentirse de verdad trasladados al Londres de finales del siglo XIX y conociendo a unos personajes de carne y hueso que casi se pueden oler, ver y tocar. A todo esto ayuda el modo de narrar de Faber, que escribe en un constante presente y habla desde las páginas del libro como una suerte de narrador omnisciente que lleva al lector de la mano por su mundo y en el momento más inesperado le susurra secretos al oído. El comienzo de este libro, a pesar de ser lento (tarda más de 100 páginas en presentarnos a los personajes principales), es uno de los mejores y más hechizantes y adictivos que he leído jamás.

La historia se centra en cinco personajes principales: Sugar, una joven e inteligente aunque amargada prostituta, William, un perfumero londinense, Agnes, la excéntrica y espiritual esposa de William, Henry, el devoto hermano de William, y Emmeline Fox, una mujer valiente e idealista que tiene gran amistad con Henry. Los destinos de estos cinco personajes se van entrelazando en una historia donde el idealismo se confunde con el cinismo, la esperanza con la desesperación, el idealismo con el pragmatismo y el egoísmo con la lujuria.
Ninguno de los personajes está totalmente desprovisto de virtudes ni totalmente libre de defectos. Es inevitable que los amemos en un capítulo y los odiemos al siguiente, lo que hace que aún sean más reales. Sin embargo, Michel Faber juega con ellos y con el lector en ocasiones, explayándose convenientemente sobre sus sentimientos, ideas y motivaciones cuando le conviene, para de repente hacerles cometer alguna estupidez o cambiar drásticamente de parecer sin explicarnos por qué lo hacen. Es obvio que en estos casos Faber necesita que la historia vire en una dirección determinada, y como sería complicado explicar por qué tal personaje decide hacer tal cosa... pues la hace y punto.

Que el potencial lector no se engañe; a pesar de lo que pueda parecer por el resumen, trama amorosa hay muy poca. Lo que sí hay, y en abundancia, son descripciones del ambiente, la época y la ciudad (muy amenas y realistas, lo cual no es poco mérito), un sórdido retrato de los bajos fondos del puritano e hipócrita Londres victoriano (especialmente centrado en la prostitución), y una historia en la que, en realidad, pasan menos cosas de las que podría parecer en una primera lectura.

Lo que más se echa de menos, y el mayor defecto que se puede achacar al libro, es que dedique tantas páginas a paja (paja interesante y que se lee con interés, pero paja a fin de cuentas), y que el final se corte con excesiva brusquedad, sin explicarnos cuál es el destino de algunos de los personajes más importantes, dando la sensación de que Michel Faber, o bien estaba deseando terminar el libro a cualquier precio, o bien no sabía cómo arreglar el desaguisado que se estaba montando. Lo cual hace que se cierre el libro en un perfecto in res media, con aire de perplejidad, y preguntándote si tanto costaba añadir cuatro o cinco paginitas más que aclarasen dónde han ido ciertos personajes y qué va a ser de ellos a partir de ahora.

Recomendable y muy bien escrito, para paladear lentamente letra a letra, ideal como lectura de verano. Eso sí, por culpa del brusco final no se va a quedar en mi podium particular de libros favoritos.

Más detalles en SPOILERS, principalmente analizando a los personajes y lo que le sucede a cada uno de ellos:

Sugar: En mi opinión, el mejor personaje. La han machacado, la han humillado de mil maneras distintas, y a pesar de su cinismo y su resentimiento, en el fondo sigue siendo una muchacha de 19 años, hambrienta de afecto genuino y con un punto de inocencia que nadie le puede arrebatar. Esto se ve muy bien no sólo en detalles como su compasión por las prostitutas moribundas, o sus remordimientos en un momento determinado ante su amiga Caroline, sino en lo dependiente emocional y materialmente que se vuelve de William Rackham en cuanto este la convierte en su querida. Ahí es cuando Sugar se da cuenta de que su dureza y su independencia en el fondo no eran tales, que a pesar de ser una mujer inteligente e intelectual, está deseando amar y ser amada, necesitar y ser necesitada. Un ansia que, finalmente, no colma su amante, sino la pequeña Sophie Rackham, la cual despierta un instinto maternal que Sugar ni siquiera sabía que tenía (y que la distingue radicalmente de la fría crueldad de la señora Castaway, por más que su hija tema parecerse a ella), y en menor medida también Agnes, por la cual Sugar es la única que siente comprensión, afecto y compasión sinceros.
Parece como si la moraleja de la historia, visto lo visto con Sugar, fuera que las mujeres sólo pueden aspirar a recibir afecto y lealtad entre ellas, ya que los hombres, por una razón u otra, están demasiado absortos en sí mismos como para tenerlas en consideración a ellas.
Y me joroba mucho, muchísimo, que el autor deje en el aire lo que sucede al final con ella y con Sophie, porque la historia de amor entre Sophie y Sugar está entre las más bonitas del libro: una prostituta a la que nadie ama, una niña a la que nadie ama; las dos están solas en el mundo, rodeadas de personas que se ocupan de su bienestar material pero que emocionalmente las están dejando morir de hambre... y se conocen y se quieren hasta que no pueden vivir la una sin la otra. Maldito sea el autor por no revelarnos qué será de ellas, aunque yo espero que nadie las encuentre y no tengan que separarse jamás.

Emmeline Fox: Mi personaje favorito del libro. Una mujer valiente, inteligente, idealista y profundamente comprometida con las realidades sociales más duras. Emmeline está sola, está enferma y los dos únicos hombres que hay en su vida la niegan el afecto que necesita, pero ella jamás decae. Miembro del Ejército de Salvación, es la única persona realmente altruista que aparece en la novela, más preocupada por los demás que por sí misma. Posee una fortaleza inquebrantable y carece de egoísmo. El único defecto que se le puede achacar es cierto dogmatismo y convencionalidad (aunque incluso eso lo deja de lado en una escena que me parece de las menos creíbles de la novela, ¿o alguien en verdad se puede creer que Emmeline Fox sea capaz de ir a ver a Henry desnuda bajo una capa para mantener relaciones sexuales con él? De hecho, cuanto más lo pienso, más convencida estoy de que esa escena fue un delirio de Henry provocado por el humo que lo estaba asfixiando en la realidad).
Emmeline tiene una mezcla deliciosa de idealismo y pragmatismo: es capaz de hacer cualquier cosa por defender sus ideales (incluso ignorar el "qué dirán", tan importante en aquella época) y al mismo tiempo es capaz de coger el toro por los cuernos ante cualquier problema, ya sea una enfermedad o una tragedia personal. Es una lástima que su amor por Henry no llegue a fructificar, porque me habría encantado un final feliz para ella.

Henry Rackham: El hermano devoto de William, paradigma perfecto del "clérigo bienintencionado pero en el fondo hipócrita". Henry se cree devoto y altruista, pero es de los que fallan ante la primera prueba dura que se les pone delante. Se cree religioso, pero su fe flaquea en cuanto la señora Fox enferma. Se cree altruista, pero en el fondo es un salido igual que su hermano, por mucho que lo niegue ante sí mismo. Su concepción totalmente distorsionada del sexo, la fe y el amor, hacen que aparte de sí el cariño incondicional de su amiga Emmeline. Cree que la ama, pero se ama más a sí mismo y a la imagen de santo varón casto y perfecto que tiene de sí. Aunque no tiene mal fondo ni malas intenciones, al final es un hipócrita que rechaza el amor por orgullo, por intentar reprimir sus deseos en lugar de canalizarlos hacia la mujer que ama.
Su muerte, por cierto, es la más estúpida que alcanzo a imaginar. Al principio crees que Emmeline ha muerto de tisis y que él se ha suicidado, pero no; resulta que Emmeline está viva y que él... ¿se ha quedado dormido con la chimenea encendida y sus papeles prendieron? Porque después de la escena de sexo con la señora Fox (que nunca sabremos si era verdad o el delirio onírico de un moribundo) lo siguiente que sabemos de él es que ha muerto. Me parece un recurso bastante mezquino de Michel Faber para escatimar un final feliz a su historia. Va alargando el tira y afloja de tensión sexual no resuelta todo lo que puede, y cuando no da más de sí, saca la tijera y corta por lo sano eliminando porque sí al personaje de Henry. Pues vaya mierda, la verdad.

William Rackham: Lo peor de lo peor, junto con sus dos compañeros de juerga de la facultad. Un sujeto infantil, egoísta, arrogante y de nula empatía, que vive por y para su ombligo. Se cree que ama a los demás, pero sólo los tolera en la medida que le resultan útiles. Todas sus decisiones en el libro son egoístas: convierte a Sugar en su querida sin preocuparse de lo que ella siente por él, decide hacerse cargo de su empresa sólo por permitirse el lujo de mantenerla para él solo, y no se preocupa en absoluto de sus sentimientos: puede dejarla días y días esperando una visita en su casa de Marylebone y al final llega al extremo de rechazarla sin dudar en el momento en que se le pasa el calentón por ella (nunca fue amor) y cree que está embarazada. Para él, Sugar es un objeto útil y hermoso, jamás la ve como un ser humano con sentimientos. El hecho de que ella dependa totalmente de él, de que haya dedicado horas y más horas ayudándole a sacar adelante el negocio y de que siempre haya hecho todo lo que él ha querido, a William no le importa lo más mínimo.
Otro tanto hace con su padre, con su hermano, con su hija y con su esposa. Su padre sólo está para darle dinero; de su hermano ni se acuerda al poco de morir. A Agnes se limita a tolerarla sin hacer esfuerzo alguno por tratar de entenderla o empatizar con ella, y a su hija directamente la ignora (es una chica, que no podrá ser heredera de su empresa, y encima difícil de casar, por lo que carece de utilidad y no merece atención). A Agnes decide mandarla a un loquero en cuanto empieza a dejarle mal en sociedad; si se resistía a enviarla al manicomio no era por amor sino porque no le consideraran un mal marido, y en cuanto decide hacerlo no le motivan los deseos de verla curada sino de no sufrir escarnio social. En cuanto a Sophie, sólo se interesa por ella en el momento en que desaparece, y no porque la quiera, sino porque le han quitado algo que le pertenece.
A lo largo de la novela genera sentimientos dudosos y contradictorios (¿será posible que en el fondo sea un buen hombre y sólo necesitara un empujoncito?), pero a lo largo de la segunda mitad de la novela se revela como lo que es: un canalla egoísta e insensible que se merece cada cosa mala que le pasa.

Agnes Piggot Rackham: La etérea y perturbada Agnes, víctima de un tumor cerebral que todos (excepto el narrador omnisciente y el lector) desconocen, es un personaje que despierta sentimientos encontrados. Provoca irritación y compasión a partes iguales. En el fondo, triunfa la compasión, porque Agnes es una víctima: nadie la ha comprendido jamás, todos deciden por ella, y la han estado educando una y otra vez para que se pliegue a lo que los demás creen que debería ser y no a luchar por lo que es.
Lo que más duele de Agnes es vislumbrar el tipo de persona que hubiera podido ser si la hubieran dejado. Pero no la dejan. Encorsetada en una sociedad rígida, hipócrita y machista, vive toda la vida con el terror de la "enfermedad" que es su menstruación y que nadie se ha molestado en explicarle. Vive traumatizada por haber sido arrancada de la religión que ella quería profesar, No entiende el mundo y nadie la entiende, porque nadie le pregunta una sola vez en su vida qué quiere, cómo se siente, qué necesita. Aunque intenta desesperadamente ser normal, ser una más y triunfar en sociedad, no lo consigue, y no es sólo el tumor lo que la transtorna cada vez más: es la incompresión, la indiferencia y la hipocresía de los demás. Agnes es débil, egocéntrica y excéntrica hasta límites extremos, pero a diferencia de otros personajes de la novela no tiene maldad: no puede evitar ser como es, la han hecho así.
Curiosamente, es Sugar, la amante de su marido, la única persona que le dispensa cariño y empatía auténticas a lo largo de toda la novela. La relación que tiene la enferma y perdida Agnes con un "Santa Hermana", con su "ángel guardián", es la más auténtica, tierna y conmovedora de toda la historia (seguida por el amor casi materno-filial entre Sugar y Sophie).
Por ello mismo, es otro de los personajes de los que me joroba muchísimo no saber el destino. Me hubiera gustado mucho poder disfrutar de un par de páginas contemplando a una Agnes feliz, por fin gozando de algo parecido a la paz espiritual, en el convento de monjas católicas al que tanto anhelaba llegar. Seguro que es más dichosa allí los pocos meses que le queden de vida que durante toda su existencia anterior.

Al margen de estos cinco protagonistas, mención especial para Caroline, la auténtica Cenicienta del cuento. Nadie va a salvarla jamás, pero ella intenta dar algo bueno a todo el mundo, incluso sin ser consciente de ello. Es una superviviente nata, mantiene cierta bondad intrínseca a pesar de haberlo perdido todo, y sólo eso ya la convierte en una persona admirable.